sábado, 23 de julio de 2011

Las malas noticias son buenas noticias. Pocas cosas hay que nos satisfagan tanto como la humillación de aquellos a quienes detestamos o admiramos, o a quienes incluso ni tan siquiera conocemos. Devoramos la noticia al igual que un perro lo hace con una chuleta, una fotografía "sin maquillaje" o incluso un nimio cotilleo local.
Nada vende tanto como el fracaso.

La sabiduría está sobrevalorada.
Enemiga acérrima del exceso y la precipitación, se nos presenta como la llave que nos abrirá las puertas de cuanto es verdad, correcto y equilibrado. Sin la intemperancia ni la impulsividad, no obstante, resultaría del todo innecesaria y, de echo, sólo se adquiere a partir del comportamiento errático. Tanto es así que, si aspiras a ser sabio algún día, es indispensable pasarse la vida haciendo estupideces.


A menudo nos distrae de tal modo la guerra interna entre lo que deseamos hacer y lo que debemos hacer que pasamos por alto lo que necesitamos hacer. Necesitar no en el modo de obligación para los demás, sino en el sentido de conservar uno la cordura. Llega un momento en el que los demás opinan que deberíamos hacer entrar en conflicto directo con lo que nuestra cabeza o nuestro corazón nos pide hacer, y es entonces cuando debemos decidir si nuestra prioridad es complacer a los demás o complacernos a nosotros mismos.

viernes, 22 de julio de 2011

Se llama amistad.

Piensas que todo va bien, que ya nada puede hacerte cambiar de opinión, todo va sobre ruedas...
Pero entonces llega alguien que te hace cambiar, hace que pares a reflexionar, en un principio te gusta cambiar si es por esa persona.
Pero con el paso del tiempo, te das cuenta de que has pasado toda una vida al lado de esa persona. Entonces ya no lo ves como un simple conocido, tampoco como un amigo, yo diría que es mucho más que eso.
Todos los momentos a su lado son únicos y especiales, esa persona es en la que confiarás toda tu vida. O eso piensas de momento.
Pero sabes que a lo largo del tiempo, eso acabará porque nada es para siempre. Puede que dure años, pero también puede que dure horas.
Ya no hablo solo del amor, ya profundizo otros temas, pero en concreto me estoy refiriendo a la amistad.
Sí, a esa persona que le tenemos como nombre "mejor amigo".
Le decimos que sí a todo, claro, por no quedar mal. Pero entonces te das cuenta que de ser buena, eres tonta. Se lo estás dando todo, ¿y que recibes a cambio? Nada.
Por eso hay que elegir muy bien a la persona con la que quieres confiar en resto de tus días; yo ya la elegí.